3 claves para una larga vida

Un médico recomendaba a su paciente que prescindiera del alcohol, renegara de las grasas, dejara los dulces a un lado y madrugara en lugar de trasnochar. El paciente, muy esperanzado, le contestó al médico: "Entonces, doctor, si sigo sus consejos al pie de la letra, ¿viviré más años?". "No", le respondió el médico, "pero le aseguro que la vida se le va a hacer muy, muy larga". Con esto pretendemos transmitir que, también en nutrición, la virtud se halla en el término medio y que, por sí mismos, no existen alimentos buenos ni malos.

Alimentación adecuada, 

hidratación y algo de actividad física. 

Estas son las principales pautas de un día a día saludable que manifiestan siempre los expertos:
las claves para una larga vida.

Francia y España son los dos países europeos con perfiles alimentarios más interesantes de Europa, lo que no evita que aún queden aspectos por pulir en nuestro país. No sólo tenemos que incrementar el consumo de verduras, frutas y hortalizas de temporada. También tenemos que sustituir el consumo de alimentos elaborados con harinas y productos refinados por cereales integrales o artículos poco manipulados. También es muy importante, dentro de las claves para una larga vida, seguir una serie de pautas relacionadas con la alimentación como, por ejemplo, planificar con tiempo la cesta de la compra y no dejarse seducir por las ofertas de última hora. Además es interesante que toda la familia participe en la confección de los menús de la semana, en las visitas al supermercado, en el traslado de la compra a casa y en la elaboración de los platos... la alimentación debe ser una cuestión de todos, y no sólo de la madre  de la abuela.

Es importante también recuperar ciertos hábitos, como el de desconectar unos minutos después de comer o moverse un rato antes de irse a la cama. El viejo refrán de La comida reposada y la cena paseada sigue en plena vigencia nutricional. Se trata de que cada familia diseñe su propio proyecto alimentario y de salud, y que todos comprendan que unos panes son más saludables que otros, pero que es importante molestarse en comprar los mejores. Una buena nutrición requiere mimo, tiempo y esfuerzo.

Y tan fundamental para la vida como una buena alimentación, es la adecuada ingesta de agua. los españoles sólo raspamos el índice de hidratación deseable, y no todos cumplimos con el sagrado rito de beber los más de dos litros de líquido necesarios al cabo del día. Entre el 20-25% de esta cantidad nos llega a través de los alimentos sólidos. Las personas mayores, los niños, las mujeres embarazadas o las que están dando de mamar son colectivos vulnerables a la deshidratación.

En cualquier caso, todos debemos beber más líquidos dependiendo del ejercicio que realicemos o de las condiciones ambientales. En verano, por ejemplo, se traspira más, con lo cual no sólo perdemos líquidos a través de la orina, sino también con el sudor.

La primera señal de alarma de la deshidratación es la sed. Hasta ahora se creía que, cuando ésta aparecía, era el momento de ingerir líquidos. Y hoy se sabe que no es así: conviene beber sin esperar a tener sed, y es que una vez que se presenta la sed, ya se ha perdido un 3% de líquidos, y el organismo empieza a retardar los procesos fisiológicos para no obligarse a eliminar más sustancias de deshecho. En los casos leves de deshidratación, sobre todo, debida al ejercicio físico, las bebidas con sales minerales son una rápida solución, pero ojo con aquéllas que incluyen una gran cantidad de azúcares.

Ningún estilo de vida saludable puede obviar la práctica del ejercicio regular: el ser humano ha desarrollado un organismo adaptado para realizar actividad física a lo largo de todo el día, y no sólo en momentos puntuales o en el fin de semana. Debemos interiorizar la práctica de deporte moderada como algo cotidiano, por ejemplo, subir y bajar escaleras andando, bajar del autobús una parada antes o, en las reuniones de trabajo, levantarse cada hora u hora y media y dar un pequeño paseo para estirara las piernas.